Él dijo:
"...debes entender que no te voy a decir nada que alimente falsas esperanzas..."
Ella no pudo decir nada más. Solo cuando se fue a la cama, cerró los ojos y imaginó su voz, tan suave y tan lejana, diciendole "falsas esperanzas"...
Y de este cuento parece que no quedó náda más que estas falsas esperanzas. Y el silencio.
María,
19.09.2010
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